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viernes, 7 de diciembre de 2012

Hablemos un poco del Té



El té es una infusión de las hojas y los brotes de la planta del té. La popularidad de esta bebida es sobrepasada únicamente por el agua. Su sabor es fresco, ligeramente amargo y astringente, siendo un gusto agradable para muchos. 

Como ya dijimos, el té es la segunda bebida consumida en el mundo después del agua. Existen más de 3000 variedades de té y se consumen desde hace miles de años. Su consumo se ha extendido a casi todos los países del mundo.

El término español té deriva del dialecto chino. Surgió de los primeros contactos entre comerciantes holandeses y chinos del puerto de Amoy en la provincia de Fujian. Según la leyenda china fue el emperador y erudito Cheng Nung quien descubrió las propiedades beneficiosas del té. Una de sus sabias normas había sido la disposición de que, durante su reinado, toda el agua destinada para el consumo humano fuera previamente hervida. 

Cuentan que un día, cuando Cheng Nung estaba descansando junto a un árbol de té silvestre, una ligera brisa agitó las ramas con tan buena fortuna, que algunas hojas fueron a caer en el agua que estaba hirviendo. La infusión resultante le pareció deliciosamente refrescante y reconstituyente: había descubierto el té. 

En ese entonces la infusión se preparaba como medicina o tónico, con hojas tiernas de árboles silvestres. Para ajustar la oferta a una demanda creciente y garantizar una cosecha regular, los granjeros comenzaron a cultivar arbustos de té en sus pequeñas propiedades y se fue desarrollando un sistema de desecación y fabricación. La popularidad del té creció rápidamente en China. Se entregaba como presente a los emperadores y empezó a encontrarse en tabernas, tiendas de vino y posadas. Incluso se utilizaban pastillas prensadas como trueque en las relaciones comerciales con los turcos. 




La edad de oro del té corresponde a la época de la dinastía Tang. El té ya no era solo un tónico medicinal, sino que se bebía tanto por sus propiedades reconstituyentes, como por placer. Durante ese período el té adquirió tal importancia que un grupo de comerciantes encargaron al escritor Lu Yu que compilara el primer libro sobre el té conocido como El lbro sagrado del té, que muestra claras influencias de la filosof{ia Zen y del Taoismo. La forma de preparar el té tan poética y bellamente expuesta por Lu Yu, quien veía en ella un modelo de orden y de la armonía que reina en todas las cosas, fue la que posteriormente fue introducida en Japón.

En la época de la dinastía Tang, las hojas tiernas recolectadas se hervían al vapor, se machacaban, y se mezclaban con jugo de ciruela, hasta obtener una pastra compacta que se introducía en moldes, donde se prensaba para formar una especie de pastillas que se horneaban hasta quedar secas. para preparar una infusión se tostaba la pastilla hasta ablandarlapara poder triturarla y se hervía el polvo resutante. Ls sabores más habituales se obtenían añadiendo al agua cebollas dulces, jenjibres, piel de naranja, clavos o menta. Más tarde, durante la dinastía Song, se prefirieron los aromas sutilesde los aceites esenciales de jazmín, de loto y de crisantemo.

El impacto que el té ha tenido en la historia y en la cultura del pueblo chino es enorme. Entre las facetas más importantes está su influrncia en el desarrollo de una de las más importantes industrias tradicionales chinas: la porcelana. Aunque el arte de la porcelana había sido inventada en tiempos de la dinsatía Tang, fue durante la dinastía Song cuando alcanzó el refinamiento que lo caracterizaría para siempre. 

Los japoneses nunca aceptaron por completo la leyenda del descubrimiento del té por el emperador chino. Para ellos, los secretos del té fueron traidos desde India y China, por Bodhidharma, el fundador del Budismo Zen.





Se cree que las primeras semillas de cultivo las llevó Dengyo Daishi, un monje que estuvo estudiando en China y que a su vuelta las plantó en las tierras del monasterio. Cinco años después sirvió una infusión elaborada con té de sus primeras plantaciones al emperador Saga, a quien, al parecer, le gustó tanto que ordenó que se cultivase té en cinco provincias cercanas a la capital.

Cuando las relaciones entre China y Japón se deterioraron, el té dejó de ser apreciado y consumido en la corte japonesa, por tratarse de un producto chino. A principios del siglo XII la situación mejoró y otro monje japonés llamado Eisai fue el primero en visitar China. De regreso trajo más semillas de té  y las enseñanzas del budismo Zen.

La ceremonia del té capta los elementos esenciales de la belleza artística y de la filosofía japonesa. Combina cuatro ideas básicas: la armonía con las personas y con la naturaleza, el respeto por los demás, la pureza de corazón y espíritu y la tranquilidad. La ceremonia suele celebrarse en una habitación especial o en las llamadas casas de té. 

El comercio con Oriente había estado siempre centrado en Venecia. A esta ciudad llegaban los exóticos tesoros orientales, básicamente sedas, tintes y especias para ser canjeados por mercancías europeas. Los mercaderes árabes fueron pioneros en llegar a China con sus caravanas, y las primeras noticias sobre el té que los europeos conocieron fueron transmitidas por ellos. 

Cuando Vasco da Gama logró hacer realidad el antiguo sueño de llegar hasta China por mar, se estableció una relación comercial con China basada en Macao. Los españoles, holandeses e ingleses se fueron incorporando a esa nueva ruta comercial, siendo recibidos con frialdad por parte de las autoridades chinas.

Hacia 1630 la alta sociedad de Londres, Amsterdam y París se había aficionado por completo al té. Con la reducción de los precios en las siguientes décadas el té fue conquistando a todos los países europeos, sin embargo, en muchos de ellos fue solo una moda pasajera, ya que, en aquellos tiempos,  únicamente en Inglaterra, Rusia e Irlanda el té llegó para quedarse. 




Todos los tés provienen de las hojas de la Camellia Sinnensis, una planta perenne de la familia de las camelias que crece en climas subtropicales. Se clasifican en tres grupos, según como se los procesen: negro, verde y oolong.  Las 3000 variedades de té se deben a diferencias tales como el clima, región y condiciones del suelo.


  • El verde es el té sin fermentar. Las hojas son calentadas con vapor, lo que permite que el color y sabor sean lo más parecido posible a los de las hojas de té en verde
  • El té negro se obtiene triturando las hojas recién cosechadas y dejándolas expuestas al aire. Este proceso de fermentación cambia el color de las hojas, de verde a café, y una vez secas, a negro, lo que produce un sabor delicioso y un color profundo
  • El procesamiento del té oolong es igual al del té negro, salvo que el tiempo de procesamiento enzimático es más corto, lo que produce un color y un sabor intermedios entre los del té verde y el negro
  • Los tés aromatizados son el resultado de mezclar tés ya procesados con especias, hierbas, pétalos de flores o aceites de fruta
  • Entre los tés aromatizados están los de jazmín y de rosas. Entre los nuevos tés aromatizados existe una gran variedad, los más populares son de cereza, cítricos, canela, menta y frutos del bosque
  • El Earl Grey después de 100 años, sigue siendo el té más perfumado más famoso del mundo. Se trata de una mezcla a la que se añade esencia de bergamota. 

Los grandes tés se envasan y comercializan puros, son de excelente calidad con el nombre de la plantación. Otros se mezclan con tés de otras plantaciones o áreas de producción. La razón es que los tés de cada plantación, como el vino, pueden variar en sabor y calidad de un año a otro. Algunos prefieren los tés puros y disfrutar de esas sutiles variaciones, mientras que otros prefieren que cada vez que compren un tipo de té el sabor de la infusión sea idéntico.

En China los tés más importantes son los verdes y los aromatizados. En los hogares siempre se ofrece té a las visitas, y en los restaurantes se sirve antes de la comida y como digestivo. En las fábricas y en las oficinas hay teteras grandes con agua hirviendo y bolsitas de té en cada escritorio. Los trabajadores del campo se llevan calabazas o tarros con té para tomar durante el día.

En Japón el té preferido es el con las hojas verdes y miles de hombres y mujeres asisten a unas escuelas especiales para aprender a realizar la ceremonia del té. Sin embargo, las cosas están cambiando y ya son muchos los que beben té negro con leche, al estilo británico.




En el TIbet el té se considera una ofrenda sagrada y se prepara diariamente con gran esmero. Para preparar el té verde salado (llamado tsampa) se muele un trozo de té prensado, se hierve unos minutos en agua, se cuela y se mezcla con mantequilla de yac, un animal parecido a la vaca y sal. Se sirve con una tarta de cebada o maíz.

En Irán y Afganistán el té se ha convertido en la bebida nacional. El té verde se bebe para saciar la sed, mientras que el té negro se bebe para entrar en calorambos con mucho azúcar. 

El té es la bebida favorita de los indios. Se sirve al estilo británico o también se hieve con agua, leche y especias. En los puestos callejeros se venden tés muy fuertes con azúcar y leche. También es habitual tomarlo en las estaciones o en los trenes de la India.

En Turquía se bebe más té que café, a pesar de la creencia popular. La infusión, negra y fuerte, se cuela y se sirve en pequeños vasos curvados. Se toma a cualquier hora en casa, en los restaurantes y en la oficina. El té es tan importante en la vida doméstica que las madres comprueban que las futuras nueras sepan como preparar una infusión. 

En Rusia, tanto el té negro como el verde se toman sin leche, en vasos con un asa de metal. Antes de sorber el té, los rusos se ponen un turrón de azúcar o una cucharada de mermelada en la boca.

Los egipcios son grandes bebedores de té, amantes de la infusión fuerte, dulce y sin leche. En los cafés se sirve en vasos sobre una bandeja, junto a un vaso de agua, azúcar, una cucharada y menta.



En Marruecos el té se sirve en vasos sobre bandeja de plata. En los hogares marroquíes el hombre es el encargado de servir el té y lo hace desde una cierta altura, para que la superficie de cada vaso de té quede ligeramente espumosa.

La cafeína es uno de los componentes más importantes del té y actúa como un estimulante suave. Todos los tipos de té la contienen, pero el té verde tiene menos que el oolong, y éste menos que el negro. El té contiene la mitad de cafeína que el café. El cuerpo absorbe rápidamente la cafeína del café, lo que provoca un inmediato incremento de la actividad cardiovascular. En cambio, los efectos de la cafeína del té se dan más lentamente pero son más duraderos.

Quienes toman té dicen que puede calmarlos o estimularlos, dependiendo de la ocasión. Otros lo consideran una bebida refrescante. Estos efectos, aparentemente contradictorios, son conocidos como "las 3 eres" del té: revive, relaja y refresca, lo que se sintetiza en la palabra restauración. 

La sabiduría popular atribuye al té beneficios para la salud. La investigación más reciente ha descubierto que su consumo contribuye a un menor riesgo de enfermedades cardíacas, ya que contiene antioxidantes benéficos denominados flavonoides, que ayudan a mantener sanos las células y los tejidos. El té no contiene calorías pero sí varias vitaminas y minerales, incluyendo flúor, que ayuda a proteger el esmalte de los dientes de las caries y fortalece los huesos.

En los últimos años se ha producido un creciente interés por el té y ha aumentado la demanda de tés puros de calidad, lo que ha dado lugar a una mayor variedad en el mercado. La elección individual debe basarse exclusivamente en las preferencias y gustos personales. Los que prefieran un té ligero y con un sabor suave optarán por los tés oolong. Para quienes aprecien las cualidades refrescantes y aromáticas del té verde, elegirán aquellas variedades oriundas de China y de Japón. Finalmente, los aficionados a las infusiones más fuertes optarán por el té negro. 







 






 


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