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lunes, 4 de febrero de 2013

¿Tomamos un Café?



Se denomina café a la bebida que se obtiene a partir de las semillas tostadas y molidas de los frutos de la planta de café o cafeto. La bebida es altamente estimulante, pues contiene cafeína. Por extensión también se puede designar con este nombre al lugar de consumo de esta bebida y sus múltiples variantes: cafetería o bistró, entre otras muchas variantes. 

El cultivo del café se se encuentra ampliamente difundido en los países tropicales y subtropicales. Llama la atención el caso de Brazil, pues concentra poco más de un tercio de la producción mundial. Los granos de café son uno de los principales productos de origen agrícola que se comercializan en los mercados internacionales y a menudo supone una gran contribución a los rubros de exportación de las regiones productoras. El cultivo del café está culturalmente ligado a la historia y al progreso de muchos países que lo han producido por más de un siglo.

En España, Portugal y el Río de la Plata es frecuente el consumo de café torrado o torrefacto. Suele tomarse como desayuno o en la sobremesa, después de las comidas, y es una de las bebidas sin alcohol más socializadoras en muchos países. Existen casi tantas formas de prepararlo como consumidores, pero la más popular, aparte de tomarlo solo, es la que lleva leche, aunque también se le suele añadir crema (o nata), leche condensada o algún licor. Se suele servir caliente, aunque también es posible consumirlo frío o con hielo. Se considera que fue el botánico alemán Léonard Raubwolf quien, por primera vez, describió el café en un libro publicado en 1583. 

El café resultó especialmente reprobado por los sectores protestantes, aunque no produciría reacciones tan ásperas como el tabaco. En 1611 algunos terratenientes alemanes pusieron en marcha el intento de prohibir su difusión. Estas medidas se mantienen al menos durante un siglo en el norte y este de Alemania, hasta que Federico II de Prusia despenaliza su uso, sometiéndolo al pago de un fuerte impuesto. El malestar frente al café prosiguió en el norte de Europa hasta bien entrado el siglo XIX. 

El café ha sido un tema recurrente en la pintura, aunque también ha sido honrado por la música. Uno de los más grandes compositores de todos los tiempos, Johann Sebastian Bach, ha escrito una pequeña y deliciosa Cantata del Café. Disfruten





Cuando en el siglo XVII llegó por primera vez el café a Europa, algunos sacerdotes católicos lo llamaron una amarga invención de Satanás, pues lo veían como un posible sustituto del vino. Sin embargo, según el libro Cofee, se dice que el papa Clemente VII probó la bebida y al instante quedó cautivado, y para resolver el dilema religioso, no se le ocurrió mejor idea que bautizarlo....

En el sur y oeste de Europa se observó una mayor tolerancia. En la década de 1650 comenzó a ser muy importado y consumido en Inglaterra, y se empezaron a abrir cafeterías en Oxford y en Londres. 

Las cafeterías se convirtieron en lugares donde nacieron las ideas liberales, debido a la visita frecuente a esos lugares (en donde se repartían panfletos) por parte de filósofos y letrados. En 1676, esta agitación incitó al fiscal del rey Carlos II de Inglaterra, a pedir el cierre de las cafeterías, citando crímenes de ofensa contra el propio rey y contra el reino. Las reacciones en contra de tal decisión fueron tales que el edicto de cierre debió revocarse. Los flujos de ideas alimentadas por el café modificaron profundamente al Reino Unido. Había más de 2000 cafeterías, según un registro del año 1700. 

En 1670 se abrió la primera cafetería en Berlín. En París, el Café Procope, fue el primero en abrir sus puertas en 1686, inventando una nueva forma de preparar café: haciendo pasar agua caliente a través de un filtro con café molido.

Las historias de las célebres cafeterías de Viena comenzó con la Batalla de Viena en 1683. A mediados del siglo XVIII todas las ciudades europeas tenían cafeterías, y en 1734 Johann Sebastian Bach compuso su célebre Cantata del Café, BWV 211, en una de cuyas escenas una chica le pide a su padre que, si la castiga, no lo haga prohibiéndole el café, y dice que, si se casa, su marido debería permitirle beberlo. 





El café cruzó el atlántico en 1689, con la apertura del primer establecimiento en Boston. La bebida ganó popularidad, llegando a obtener el rango de bebida nacional, después de que los rebeldes lanzaron al mar el té sobretasado por la corona británica durante el motín de té en Boston. 

El café alcanzó su completa aceptabilidad social en el siglo XVIII. Pronto los grandes cultivos se desplazaron a Ceilán e Indonesia, consolidándonse posteriormente en América del Sur. En 1696, los holandeses lo hicieron cultivar en Indonesia y en Java. En 1714, el capitán de infantería Gabriel Mathieu de Clieu ocultó un esqueje de una planta ofrecida por Holanda al rey Luis XIV de Francia y conservada en los invernaderos reales para establecerlo en las cuestas del Monte Pelée en Martinica, Santo Domingo y Guadalupe. Cincuenta años más tarde se cuentan 19 millones en Martinica. 

Cuando el café alcanzó las colonias estadounidenses, no tuvo inicialmente tanto éxito como en Europa, ya que los colonos lo veían como un pobre sustituto del alcohol. in embargo, durante la Guerra de la Independencia, la demanda de café aumentó hasta tal punto que los distribuidores tuvieron que agrupar las escasas existencias y subir los precios drásticamente. El consumo de café entre los estadounidenses aumento durante principios del siglo XIX, tras la Guerra de 1812, que había acabado con el acceso a las importaciones de té y la gran demanda durante la Guerra de la Independencia, así como muchos adelantos en la tecnología para la elaboración de la bebida cimentó la posición del café como un producto diario en Estados Unidos. 

En Colombia, las primeras plantaciones a mediana escala se registraron en 1808 en Cúcuta, y en 1813, Ignacio Ordóñez de Lara fue el primero en contar con un cultivo de 7000 palos de café. En la región de Cudinamarca fue Tyreel Moore en 1867 quien estableció los primeros cultivos. En el Departamento de Caldas, en el llamado eje cafetero colombiano, los responsables fueron Eduardo Walker y Antonio Pinzón, y en 1890 el café se constituyó en base de la economía regional. 

En España, a finales del siglo XIX y principios del XX, también los intelectuales comenzaron a reunirse en cafeterías, algunas de las cuales, en la actualidad, son verdaderas instituciones: Café Gijón (Madrid, 1888), CAfé Novelty (Salamanca, 1905) o el Café de Formos (Madrid, 1907), entre otros. 



 
Durante el siglo XVIII, la bebida se hace popular en Europa, y los colonos europeos introducen el cultivo del café en numerosos países tropicales, como un cultivo de exportación para satisfacer la demanda europea. En el siglo XIX, la demanda en Europa era a menudo superior a la oferta y estimuló el uso de distintos sustitutos con un sabor similar, como la raíz de achicoria. 

Las principales regiones productoras de café son América del Sur (Brazil y Colombia), Vietnam, Kenia y Costa de Marfil. Hawaii tiene una pequeña producción de café de alta calidad y elevado precio, pero entre las numerosas variedades desarrolladas, el café más caro y famoso sigue siendo el Blue Mountain, procedente de Jamaica. Aunque actualmente Colombia y Perú poseen numerosas plantaciones de café orgánico de altísima calidad, que está empezando a ganar reconocimiento a nivel mundial. Durante varias décadas, en los siglos XIX y XX, Brasil fue el mayor productor y monopolista virtual en el comercio del café, hasta que una política de mantenimiento de altos precios generó oportunidades de negocios a otros productores, como Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Indonesia, México, Perú y Venezuela. 

Según la leyenda, Sartre escribió las 776 páginas del Ser y la Nada en un café. Hay efectivamente una larga historia de complicidad entre las casas de café y la creación intelectual.  Algunos historiadores, por ejemplo, han mostrado como los espacios sociales en el que se acostumbraba a beberlo han estado intimamente conectados con la construcción de los conceptos de esfera pública, identidad religiosa o nacional, estatus, conveniencia, ceremonia, sosciación y subdivisión entre otros. 

La gran diferencia entre las casas de café y el bar es que el café estimula el cuerpo, mientras mantiene la mente, a diferencia del alcohol que obnubila el pensamiento. EN Europa, muchas de ellas sirvieron de centros intelectuales y artísticos. Más de un historiador ha argumentado que fue en el Café Foy de París en donde Camille Desmoulins planeó, el 13 de julio de 1789, el asalto a la Bastilla. Los cafés Les Deux Magots y Café de Flore, desde comienzos del siglo XX fueron los lugares de discusión de Apollimaire,André Breton, Louis Aragon y Picasso, entre otros. 





Entre muchas otras cosas el  café se ha considerado una droga que ayuda a estar despierto, una medicina que previene la fatiga, los disturbios digestivos y otras enfermedades, y un estimulante de la fuerza laboral, de la claridad mental y de la creatividad. La cafeína es clasificada como un alcaloide, y hasta el día de hoy no se tiene una completa comprensión de su naturaleza. 

Ha sido considerada una droga subversiva por el libre pensamiento que se practicaba en las cafeterías. En otras ocasiones fue puesto al margen de la ley por la realieza, preocupada por el impacto que producía en el balance del intercambio comercial. Como estimulante y mercancía el café fue el producto apropiado para el surgimiento y prosperidad del capitalismo, gracias al sudor y las lágrimas de los esclavos de aquellas plantaciones. 

De todas las variedades de café fueron únicamente las de coffea arábica y coffea canéfora, las que conquistaron, durante el siglo XX a la humanidad. Según los especialistas coffea arábica tiene su origen en Etiopía, donde era considerada una bebida sagrada, usada por los indígenas en las ceremonias en honor al dios Waqa.Las leyendas abundan y todas ellas enfatizan su capacidad farmacológica para liberar adrenalina. 

La diferencia del café con los otros intoxicantes es que funciona como estimulante y, en general, su uso no perturba la vida diaria como el alcohol, sino que, al contrario, ayuda a energizar la vida moderna, y más importane, su circulación sirve bastante bien a la economía mundial. En un mundo de rápida y continua actividad, que no respeta el ritmo biológico, el café juega un papel importante en adaptar nuestro cuerpo a la exigencia del ritmo agitado de vida actual. 


 
Algunas de las variedades de café son las siguientes:

  • Latte macchiato: Leche caliente  con una pequeña cantidad de café espresso, agregándose el café sobre la leche
  • Café con leche: Café espresso con leche caliente
  • Capuchino: Café espresso al que se le añade leche espumosa salpicada con polvo de cacao. 
  • Café cortado o macchiato: café espresso con espuma de leche por encima
  • Café americano: Café reducido con el doble o más de agua que lo normal
  • Barraquito: Café cortado largo con leche condensada, canela y una raspa de limón y un chorrito de Tía María
  • Bedoña: Un café con chocolate a la taza y leche condensada
  • Bombón: Café con leche condensada, típico de Valencia
  • Carajillo: Una bebida con alcohol, preparada con brandy, ron u otros licores y café a partes iguales. En algunas partes el licor se quema con azúcar, unos granos de café y la corteza del limón 
  • Café mocca: 1/3 café espresso, 1/3 chocolate y 1/3 de leche
  • Café creme: Un café al que se le añade un poco de crema fresca o una nube de leche
  • Frappé: A base de café soluble batido, se puede servir con leche y siempre muy frío. Es muy popular en Grecia
  • Irlandés: Una bebida con alcohol preparada en un volumen de whisky por cada tres volúmenes de café
  • Café vienés: Preparación compuesta de un café espresso largo, bastante claro, al cual se le añade leche caliente con crema, y como el capuchino, se adorna con chocolate o virutas de chocolate. En verano se suele servir frío, (Café espresso largo y fuerte, una o dos bochas de helado a gusto (los mejores gustos son vainilla y mocca) y crema batida por arriba
  • Asiático: Café con leche condensada y brandy, al que se le añade unas gotitas de Licor 43, un par de granos de café, corteza de limón y canela
  • Café del tiempo: Café con hielo al que se le agrega una rodaja de limón
 

 
Si bien la elección no es sencilla.... ¿tomamos un delicioso e irresistible café juntos?
 
 
 




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